Sete Buenavista
Mi nombre es Sete Buenavista y soy bióloga especializada en Biología de la Conservación de los recursos naturales. Tras realizar la licenciatura y un máster residí en otros países por trabajo y por un contrato de doctorado para investigación. Sin embargo, la precariedad y la inestabilidad laboral unidas a la necesidad vital de regresar al campo y a la dificultad para desarrollarme como investigadora desde un entorno rural, me empujaron a generar opciones de autoempleo a la medida de las necesidades de mi familia y de mi vocación, aunando la experiencia profesional adquirida desde el ámbito de la investigación en conservación de la naturaleza con actividades que he desarrollado durante años como afición.
El proyecto surge de la transformación de esta afición en una actividad económica profesional por cuenta propia, con la que persigo la puesta en valor, recuperación y mejora de los recursos naturales en terrenos rústicos de la Sierra de Huelva que han caído en desuso o están ya abandonados debido a la pérdida de interés económico y a la pérdida de población vinculada a las actividades primarias, a través de un aprovechamiento económico sostenible que revaloriza estos espacios, sus recursos y que aporta productos sostenibles y servicios de valor para el entorno donde habito.
Una de mis mayores motivaciones consiste en visibilizar que pequeñas empresas artesanales ubicadas en entornos rurales puedan ser viables para generar no sólo puestos de trabajo, sino proyectos de vida digna para las familias a través de modelos de negocios inspiradores para jóvenes que busquen comenzar un proyecto de vida alternativo a los ya establecidos tradicionalmente en la zona, favoreciendo su arraigo o atrayendo a nuevos pobladores y contribuyendo a abordar el reto de la despoblación del territorio.
También fundamos una asociación desde la que desarrollamos labores de divulgación sobre conservación de la naturaleza, de recuperación de razas autóctonas en peligro de extinción en colaboración con otras instituciones, así como de semillas y variedades locales y de saberes campesinos tradicionales en vías de desaparición.
Promovemos personalmente estas actividades no solo como una fuente de riqueza económica, sino también social y cultural en el territorio, además de actuar como una herramienta que complementa las actuales políticas de conservación del medio ambiente y de lucha contra los efectos del cambio global, así como su contribución a diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por la UNESCO.
Finca Valconejos
Nuestra finca Valconejos, es el lugar donde vivimos, trabajamos y desarrollamos labores de conservación de la naturaleza. Pertenece al municipio de Cortegana, ubicado en la comarca de la Sierra de Huelva, un entorno con gran relevancia ambiental, especialmente rica en recursos naturales y distinguida por su biodiversidad, calidad y buen estado de conservación del patrimonio natural, reconocido a través de varias figuras de protección ambiental y el reconocimiento por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.
Contamos con una superficie de 10 hectáreas, compuesto por un mosaico de bosque mediterráneo adehesado en algunas zonas y otras zonas más cerradas con mayor complejidad, donde se integran superficies de olivar y huerta. Parte de este paisaje es atravesado por un arroyo con vegetación típica de ribera. Adquirimos este terreno en el año 2020, momento en el que comenzamos a desarrollar un plan de restauración de la finca y fomento de la biodiversidad, compatibilizado con el aprovechamiento de todos los recursos que este espacio nos ofrece para vivir.
Uno de los principios de nuestra finca es mantener, recuperar e impulsar razas autóctonas, estando la mayoría en peligro de extinción, así como sus tradiciones y usos ligados a la aparición de estas razas en el medio rural. Lo hacemos gracias a acuerdos con otros organismos dedicados a su salvaguarda, como por ejemplo la Diputación de Sevilla, Universidad de Córdoba y la Estación Biológica de Doñana, Cañada de los Pájaros, etc.
Con la cría de pavos, colaboramos con la Universidad y Diputación de Córdoba para la recuperación de esta raza en peligro de extinción, el pavo denominado andaluz, extremeño, o de la dehesa. Es un pavo rústico y ligero con gran instinto maternal que aprovecha muy bien los recursos como las bellotas, aceitunas y rastrojera, pudiendo vivir perfectamente al aire libre. Debido a su ligereza puede fácilmente subir a las encinas y mantenerse a salvo de depredadores.
También tenemos Oca Andalusí, una desconocida y escasa oca. Es la raza más pequeña, recientemente declarada como raza autóctona andaluza y en peligro de extinción. Debido a su pequeño tamaño corporal hace que aguante muy bien los rigores del estío, adaptando perfectamente su dieta forrajera a los usos de la finca. Gracias a su dieta básicamente herbívora aprovecha muy bien los forrajes y las bellotas. Además, se pretende recuperar la tradición del pastoreo de estos animales cerca de los cortijos y en las zonas abiertas de la finca, cumpliendo la función de aviso y guardia por su fuerte instinto de manada y protección.
Por otro lado, la instalación de diferentes colmenas tanto en la propia finca como en terrenos cercanos producen miel, polen, propóleo y cera tanto de uso alimenticio como para la elaboración de productos cosméticos producidos en la misma finca. Se manejan de forma no intensiva para no interferir en la biodiversidad, ni desplazar polinizadores autóctonos. Del mismo modo en la finca se potencia la flora, sobre todo arbustiva, para conseguir una floración escalonada y repartida durante todo el año. De esta forma se evita tener que suplementar con alimento procesado a las abejas.
También, llevamos a cabo pastoreo dirigido y redileo de un rebaño de ovejas merinas blancas y negras y de burros andaluces. Son razas adaptadas al terreno y a la cría extensiva sin necesidad de alimentación suplementaria ni instalaciones complejas. Con el pastoreo y el redileo se consigue unos pastos de mayor calidad y mayor producción a la par que se reduce drásticamente la posibilidad de incendios.
La ubicación de la huerta en la zona más baja, fértil y fresca de la finca hace que requiera muy poca aportación de agua e insumos exteriores. Seguimos premisas de agricultura del mínimo laboreo que consiste en rotular en muy pocas ocasiones la tierra y solo en la parte superficial sin alterar las capas del suelo manteniendo una mejor estructura del suelo y manteniendo todos los microorganismos que la forman. Cultivamos variedades tanto de secano como de regadío locales intercaladas entre frutales.
Para que la gestión de la finca pueda ser autosostenible es importante la transformación del exceso de producción y su venta directa al consumidor. Gracias a GOURE podemos vender nuestros productos de manera directa, justa y cercana sin incurrir en intermediarios.