No podemos seguir mirando para otro lado. Ha llegado el momento de que las personas nos demos cuenta de que no podemos relacionarnos con el medio ambiente como si este fuera un supermercado. No podemos pensar que todo lo que nos rodea en la naturaleza está a nuestro servicio y podemos hacer libre uso de ello a nuestro voluntad.
Un claro ejemplo de esta actitud es la errónea interpretación que gran parte de la sociedad hace de los servicios ecosistémicos.
¿Qué son los servicios ecosistémicos?
La definición más empleada y aceptada de este concepto es la propuesta en el 2005 por la ONU en la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (Millenium Ecosystem Assessment), definiéndolo como: “los beneficios que aportan los ecosistemas a los seres humanos para realizarse en todas sus facetas. Dichos beneficios pueden ser recibidos en forma de valores (servicio cultural), bienes (servicio de aprovisionamiento) o de servicio (servicio de regulación)”.
Es común caer en la interpretación antropocéntrica de que los servicios ecosistémicos son servicios que la naturaleza hace exclusivamente para nosotros y de los que podemos aprovecharnos sin tener en cuenta nada más que nuestros propios beneficios.
¡Nada más lejos de la realidad!
Ejemplos de servicios ecosistémicos:
Cuando los buitres se comen a una oveja muerta en el campo, nos brindan el servicio de eliminar un cadáver que podría transmitir enfermedades. Pero en realidad, no es un servicio que hacen para nosotros, es parte del ciclo de energía y materia que ocurre en el medio ambiente.
Los escarabajos peloteros (Scarabaeus laticollis) hacen rodar bolas de excrementos (de hasta 200 veces su peso 😮) para transportarlas a algún lugar en el campo dónde enterrarlas, depositar sus huevos y alimentarse. Con su labor ayudan a nutrir la tierra y nos brindan el servicio de hacer los suelos más fértiles. Pero no solo exclusivamente a nuestros cultivos o a la hierba que puede servir como alimento a nuestro ganado, si no a todos los miembros del ecosistema.
Lo mismo ocurre con las plantas leguminosas. Todas las plantas que producen una vaina en fruto (guisantes, altramuces, habas) fijan nitrógeno atmosférico en el suelo. Lo que mejora el acceso a otros nutrientes y potencia la resistencia del cultivo a patógenos, plagas y favorece a los agricultores ya que contribuye a hacer más fértil el suelo. Sería erróneo pensar que estas plantas hacen este servicio exclusivamente para nosotros.
Tal como hemos visto, la ganadería y la agricultura, se benefician de los servicios ecosistémicos. Es por ello que debemos exigirles que con su labor diaria también proporcionen estos servicios tal y como hacen los buitres, los escarabajos o las plantas leguminosas.
¿Cómo puede la agricultura y ganadería proporcionar servicios ecosistémicos positivos?
Los excrementos animales pueden ser una fuente importante de nutrientes y de dispersión de semillas y pueden mantener la fertilidad de los suelos en los pastizales. Además sirven de alimento para otras especies como los escarabajos peloteros. Una ganadería extensiva donde los animales recorren libremente el campo beneficia todo esto y proporciona servicios ecosistémicos positivos.
Por el contrario, la ganadería intensiva donde los animales viven encerrados en establos produce exceso de excrementos cuya gestión deficiente puede conllevar efectos negativos en el ecosistema como la contaminación del agua y poner en peligro la biodiversidad acuática.
Cultivar varias especies intercaladas entre sí durante la misma temporada, como alternativa al monocultivo, no solo aumenta la ganancia de carbono orgánico en el suelo lo que mejora considerablemente la calidad del mismo, reduciendo la utilización de insumos externos, si no que también lo hace mucho más resistente a plagas.
En cambio los monocultivos intensivos, además de homogeneizar el paisaje, reduciendo la polinización natural, se caracterizan por la utilización de plaguicidas químicos que producen efectos negativos en los ecosistemas, tanto en los invertebrados terrestres y acuáticos como en la calidad de suelo y en la contaminación del agua.
¿Por qué es vital que la agricultura y la ganadería garanticen servicios ecosistémicos positivos?
Es vital que la agricultura y la ganadería proporcionen servicios ecosistémicos cuyos efectos sean positivos ya que estos, junto con los recursos naturales, son los cimientos de todos los sistemas agrícolas y alimentario. Para ello es necesario respaldar y mantener las funciones de los ecosistemas y proteger la biodiversidad y los recursos naturales.
Si bien se estima que los servicios ecosistémicos tienen un valor de 125 billones de USD, actualmente no reciben la atención adecuada en las políticas y las normativas económicas, lo que significa que no se invierte lo suficiente en su protección, desarrollo y ordenación.
Por ello, como parte de él, debemos servir y conservar los ecosistemas y la biodiversidad colaborando y exigiendo una ganadería y agricultura que garanticen servicios ecosistémicos positivos.