Beahilando

Por Beatriz Castilla Delgado

Desde Aroche, la artesana Beatriz esta decidida a recuperar el antiguo oficio del hilado de esta fibra natural ofreciéndonos productos sostenibles y de gran calidad.

Beatriz Castilla Delgado

Siempre me ha encantado trabajar la lana. Mi madre tenía una tienda de lana y fue ella quien me enseñó a tejer desde chiquinina. Pero yo quería ir más allá, elaborar mis diseños a través de mis propias ovejas. Como mi padre por aquel entonces las tenía le pedí, una de las veces que esquiló, que por favor me guardara un poquito. Cuando vi todo lo que había detrás (clasificar, lavar, cardar, aislar, hilar, etc) abandoné el proyecto, tanto trabajo para una persona sola era imposible de abarcar. Sin embargo, la idea no se fue de mi cabeza y años más tarde volví otra vez a intentarlo. Pensé que si aprendía a usar la rueca me facilitaría el proceso de hilado y acortaría los tiempos de elaboración. Tuve la suerte de participar en un curso que se hacía en Hervás (Cáceres), a través de Dehesalana, más o menos cerca de donde yo vivo, donde no solo me enseñaron a hilar con la rueca sino también con el huso y a teñir. Volví para casa con energías renovadas y unas ganas impresionante de empezar.

Mi familia al principio me tachaba de loca, me decían que trabajar la lana no era rentable, que era mucho tiempo, mucho esfuerzo y que no iba a sacar apenas beneficio económico. No les faltaba razón, sin embargo, el hecho de poder trabajarla, hacer lo que me apasiona, es ganar en felicidad y para mi es más necesaria la felicidad que el dinero. Sé que no se come de ella, tengo otro trabajo y lo compagino. Como económicamente no me puedo vivir del campo, ya que a día de hoy el proyecto no es todavía viable, trabajo en el pueblo de Cortegana y gracias a ello puedo permitirme pasar el verano en el campo haciendo lo que de verdad me gusta, trabajar la lana.

Intento hacerlo lo mejor posible y que la gente conozca de verdad lo que es este oficio tradicional. Que valore el producto que se lleva y lo que estamos haciendo por el aprovechamiento de nuestros recursos. Para mí es tan bonito y me gusta tanto hacer lo que hago que ya eso es un regalo y encima si te encuentras con gente que de verdad lo aprecia y lo valore es lo máximo. Me gustaría especializarme, mejorar mi técnica de hilado y si puedo incluso, aunque eso ya son palabras mayores, aprender a utilizar un telar. Esa es una de mis mayores ilusiones. 

Mi pareja Isidro es uno de mis mayores apoyos. Siempre está buscando nuevos métodos y sistemas que hagan más cómodos para mi los diferentes procesos de la lana. Él construyó el secadero y gran parte de las instalaciones que tengo a día de hoy. 

Mi hija Candela es mi mayor fan y mi mejor representante. Ella va contándole con orgullo a todos sus amigos lo que está haciendo su madre con la lana y sus amigos cada vez que ven algo relacionado con la lana en las redes sociales lo comparten conmigo. Son un amor.  

Por supuesto, no me puedo olvidar de mis amigas, Sete y Natalia, que son magníficas y maravillosas porque si ellas no hubieran estado ahí en ese momento crucial de mi vida en el que decidí dar el paso e iniciar este proyecto, igual esto no lo estaría haciendo ahora. 

El proyecto Beahilando

Mi madre fue la que me enseñó a tejer y la que transfirió en mi su amor por las fibras naturales puras como la lana. Mi padre fue el que sembró en mí el amor por el campo, la naturaleza y los animales, entre ellos las ovejas. Como suelo decir, esas dos hebras se unieron y se convirtieron en el ovillo que soy yo y que es Beahilando.

Beahilando es un proyecto familiar cuyo objetivo es elaborar productos de lana obtenida a partir de mi propio rebaño de ovejas trabajando artesanalmente y estando presente en todas las etapas desde que se esquila la lana hasta que se confecciona el producto. 

Un pilar fundamental para el nacimiento del proyecto, fue conocer a Sete y Natalia, dos mujeres rurales con las que compartimos muchas cosas en común, entre ellas, un firme propósito por poner en valor los recursos del territorio, como es el caso de la lana, y el papel de la mujer rural.

Desde hace años, prácticamente el 100% de la lana que se esquila en la sierra de Huelva se exporta sin procesar a China. El ganadero apenas obtiene beneficio económico alguno por su lana ya que el precio de venta es similar al coste que pagan a la persona que las esquila, incluso algunos años es inferior. Con la pandemia y el aumento de los precios de transportes China dejó de importar toda esa lana que fue a parar a los contenedores de basura de los pueblos o simplemente fue quemada. A nosotras nos parecía increíble que algo que antiguamente ha sido tan valioso se pudiera desperdiciar de esa manera. 

A través de esta unión intentamos darle visibilidad a la lana y poner en valor esta práctica tradicional.

Las Peñas

Nuestra finca Las Peñas recibe su nombre del Paraje Natural Peñas de Aroche donde se encuentra ubicada. Contamos con 82 hectáreas de las cuales 50 son de encinas, alcornoques, monte bajo y el resto está compuesto por un rico y variado sotobosque y pequeños cerros con rocas y bolos de granito (peñas) que dan nombre al paraje. Compartimos nuestros cielos con una gran colonia de buitres negros ya que las caracteristicas del paraje, cerros de media montaña con abundante sotobosque, son ideales para su nidificación.

Aunque mi casa tan solo está a 20 km de distancia de la finca, la realidad es que tardo alrededor de una hora en llegar ya que el camino transcurre entre pistas forestales de tierra y montaña. 

Nos encontramos situados al occidente de la comarca de la Sierra de Huelva, en la zona norte de la provincia, en las proximidades de Sierra Morena, una de las zonas más despobladas de España. Con nuestro proyecto contribuimos a la regeneración del territorio y al aprovechamiento de nuestros recursos como es el caso de la lana de oveja.

Dentro de la finca contamos con un pequeño cortijo que fue construido en el siglo XIX que conservaba un horno de leña y un par de habitaciones donde vivía la familia que cuidaba la finca. A lo largo de los años hemos ido restaurándolo poco a poco hasta convertirlo en mi centro de trabajo y en una segunda residencia donde pasamos las vacaciones y los fines de semana en familia. En este espacio tenemos un almacén donde se guarda la lana esquilada, un secadero y una habitación para la clasificación y el hilado.

Actualmente tenemos en la finca un rebaño de unas 28 vacas en total. Mi marido Isidro y yo somos los encargados de cuidarlas y alimentarlas. Dentro de poco se unirán a la familia un pequeño rebaño de ovejas merinas y churras lebrijanas. Os iré informando muy prontito 🙂

Información de la finca

Dirección

Camino del Mustio s/n, Aroche, Huelva

Equipo

1 Artesana

Tamaño de la finca

82 ha

Técnica de cultivo

Producción de lana artesanal, sin maquinaria industrial

Adopta a Beahilando

Hoy por hoy, España es fundamentalmente exportadora de lana sin procesar. Además, gran parte de la que se obtiene tras la esquila, la más basta, es desechada y termina en vertederos o quemada.

Sin embargo, en este contexto hostil, todavía germinan proyectos que mantienen viva la llama de la historia de esta fibra natural, como el de Beatriz, y que además nos ofrecen productos de calidad, sostenibles y que contribuyen en la regeneración del territorio.

Con tu adopción apoyas a Beatriz a consolidar su proyecto sin tener que competir o adaptarse a los ritmos de los grandes productores industriales.

Incluye:

Tres cajas de productos de lana de oveja confeccionados a mano

Invitación formal para dos personas para conocer al Artesano

Acceso al Club Privado GOURE

Precio:

63,50  cada 4 meses

Las elaboraciones de Beahilando